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Experiencia Estenopeica

  • Rubén Zamora
  • 23 may 2015
  • 2 Min. de lectura

Como ya se habló en el artículo anterior, la cámara estenopeica es una cajita con un agujero con la cual se pueden tomar fotos, en resumen.

Debo reconocer que nunca pensé que esto fuera posible, pero cuando vi aparecer mi primera foto en el papel luego de revelar, casi se escaparon unas lágrimas de mis ojos, era la magia que siempre busqué.

En este portafolio, les muestro cinco fotografías tomadas con esta técnica, que fueron seleccionadas por su calidad estética y su definición, ya que como cualquier otro método análogo y hecho por un principiante, tuve muchos errores. Pero esos errores finalmente lograron enseñarme muchas cosas, como por ejemplo calcular de manera casi correcta el tiempo de exposición necesario.

Pero vayamos desde el principio.

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Lo primero fue su construcción, por temas de optimizar tiempo la caja se compró en una tienda llamada "Cajilandia", y se eligió el tamaño del cuadro, que sería el que limitaría el tamaño de la foto. Luego de eso tuve que elegir si usaría un formato "Normal", "Gran Angular" o "Teleobjetivo". ¿Cómo se define esto? esto se puede determinar con la profundidad de la caja. Mientras la profundidad fuera más cercana a la medida de la diagonal del marco de la caja, esta actuaría como un lente "Normal". Si fuera más corta que la diagonal, sería un "Gran Angular". Y por último si fuera más larga que la diagonal sería un "Teleobjetivo". Gracias a mi amor incondicional al 50mm, me incliné por la normal.

Ya superado este punto, se continuaba pintando el interior de la caja con pintura negra mate, varias capas de pintura. Creo que le di al menos siete capas de pintura, esto ya que cualquier brillo, por muy leve que sea puede afectar en la imagen resultante.

Luego se le cortaba un recuadro en el centro de la tapa, donde se pegaba una lámina de cobre. A esta se le hacía un agujero con la punta, solo la punta, de una aguja. Y con esto y mucha huincha aislante para tapar posibles filtraciones, la cámara estenopeica quedó finalizada. Se le hizo un marco con cartón piedra, el cual iba a sostener el papel en el fondo de la caja. Y en el cuarto oscuro se cargaba la cámara con papel fotosensible y se empezaba esta aventura.

Es difícil describir para alguien apasionado por la fotografía todo lo que sentí mientras me sumergí en esta aventura. Pero los más técnicos dirían que es una buena forma de entrenar el ojo con respecto a la composición, que se hace prácticamente a ciegas ya que no tiene visor la estenopeica (se le podría hacer, pero nosotros como curso no lo hicimos). Y también para entrenar el cálculo de exposición y yo creo que eso es lo más rescatable, porque en un principio era muy difícil calcular sin el ojo experimentado del profesor, ya los últimos trabajos fueron calculados con mayor precisión.

En resumen y como conclusión muy personal, creo que definitivamente ser partícipe de esta mágica experiencia ha sido una de las cosas más nutritivas que he vivido. Aprendí a manejar desde la paciencia, hasta los tiempos de exposición. Sin duda alguna esto es algo que debería hacer al menos una vez en su vida todo aquel que ame la fotografía.


 
 
 

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© 2015 Por Rubén Zamora. Creado con Wix.com

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